miércoles, 31 de mayo de 2017

Reflexiones: del Monomito y el Síndrome de Campbell

Llevo unas cuantas semanas con una idea dándome vueltas por la cabeza. A la hora de hablar de autores, de reseñar libros o comentar sagas o estilos, he hecho referencia a unos cuantos términos literarios, más o menos conocidos, pero no por ellos carentes de relevancia.

Considero que este es tan buen momento como cualquier otro para aproximarme a una explicación, intentando que al final se entiendan mejor cada unos de esos términos, que estoy seguro que habéis escuchado o leído en infinidad de ocasiones, pero que quizá alguien no sepa de dónde surgen o que significan exactamente.

Como hacerlo en una sola entrada podía resultar demasiado largo y enrevesado, prefiero hacerlo en dos o tres que publicaré en las próximas semanas. Para empezar, el monomito.

JOSEPH CAMPBELL

El monomito, mito único, o conocido más comúnmente por el nombre de camino del héroe, es un termino que acuñó Joseph Campbell (1904-1987), escritor y profesor estadounidense. Alcanzó renombre en el campo de la mitología y la religión comparada, especialmente en sus clases en el Sarah Lawrence College, universidad privada en el estado de Nueva York, donde ejerció como profesor durante casi cuarenta años desde 1934, en aulas a rebosar de estudiantes a los que dejaba sin aliento con sus enseñanzas.

Campbell defendía que el modelo básico de muchos relatos épicos de todo el mundo era exactamente el mismo. Los héroes de los mitos de cualquier tiempo, región o religión, por dispares que sean, distantes que estén, difieran de tiempo y lugar, comparten desarrollos y estructuras que él valoraba como fundamentales. Carecía de importancia como fuese, las aventuras de los héroes variarían muy poco en cuanto a la esencia.

Su visión, muy resumida, sería la siguiente:

El héroe se lanza a la aventura desde su mundo cotidiano a regiones de maravillas sobrenaturales; el héroe tropieza con fuerzas fabulosas y acaba obteniendo una victoria decisiva; el héroe regresa de esta misteriosa aventura con el poder de otorgar favores a sus semejantes.

Campbell sostenía que muchos mitos clásicos de las más variadas culturas seguían ese mismo patrón, que él identificaba como monomito, término que tomó prestado de una novela del escritor irlandés, James Joyce.

Su visión particular de los héroes causó un enorme impacto en su época, e incluso hoy día sigue teniendo una importancia y vigencia como pocos tanto en la literatura como en el mundo del cine. Como definiría en una de sus clases: 

El fin del viaje del héroe no está en su identificación con cualquiera de los personajes o poderes que experimentó. El objetivo final de la búsqueda no debe ser la propia liberación ni el propio éxtasis, sino la sabiduría y el poder de servir a los demás. Una de las muchas diferencias entra una persona famosa y un héroe es que el famoso vive sólo para sí mismo, mientras que el héroe actúa para redimir a la sociedad.

EL HÉROE DE LAS MIL CARAS

Bajo ese titulo tan llamativo como acertado, Joseph Campbell publica en 1949 un libro que tratará sobre el monomito o viaje del héroe. A todo lo comentado en el punto anterior, hay que añadir que según Campbell, todo héroe pasa por un ciclo de aventuras que se resume, o engloba en: separación - preparación - regreso.

En definitiva, un ciclo que siempre se inicia en el hogar del héroe, del cual es arrastrado, por voluntad propia o ajena, a un mundo de peligros donde se enfrentará a un enemigo que busca su destrucción. Tras encontrar a un mentor o un guía o un consejero, tendrá que resolver unas cuantas pruebas o desafíos, una de ellas de enorme envergadura, que supondrá el climax de la aventura. Al superarla, consiguiendo su objetivo y reconocimiento, emprenderá el camino de regreso al hogar del que partió.

En todos estos mitos o leyendas o historias, Campbell reconoce doce estadios o pasos divididos en tres actos. Puede prescindirse de uno o dos, cambiarse el orden e incluso alterarlos ligeramente, pero en el fondo serán siempre los mismos.

Primer Acto

  • Mundo ordinario o real
  • La llamada de la aventura o desafío
  • Rechazo de la llamada
  • Encuentro con el mentor
Estos cuatro primeros pasos se corresponden a la etapa de Separación en este Viaje o Camino del Héroe. Siempre comenzará en su propio hogar, donde todo es familiar y seguro, que servirá para presentarnos al héroe y a su vida tranquila y sin emociones. Es en esta etapa donde se le planteara la aventura que romperá con su rutina, un desafío que le invita a una aventura. De entrada, el héroe rechazará la aventura, por miedo o por preferir la comodidad de lo conocido, pero la llegada de un mentor o consejero hará que finalmente acepte la llamada, iniciando al mismo tiempo un aprendizaje que le ayudará en su aventura.

Segundo Acto
  • Cruce del primer umbral
  • Pruebas, aliados y enemigos
  • Acercamiento
  • Prueba difícil o traumática
La etapa de la Iniciación, en la que el héroe abandona finalmente su mundo ordinario para entrar en el mundo mágico o cargado de peligros, comprometido ya con la llamada y la aventura. A medida que va conociendo ese nuevo mundo o entorno, ira superando pequeñas pruebas o desafíos, encontrando amigos y/o aliados que le ayuden en su periplo, así como enemigos o rivales a los que hacer frente. Continúa con su aprendizaje, asumiendo el enfrentamiento que le espera, y preparado para la prueba más importante de su aventura.

Tercer Acto
  • Recompensa
  • El camino de vuelta
  • Resurrección del héroe
  • Regreso con el elixir
El Regreso, la última etapa del Viaje del Héroe. Tras superar su prueba a vida o muerte, el héroe obtiene una recompensa y reconocimiento, aunque casi siempre el mayor beneficio se obtiene en los cambios que el mismo héroe experimenta a lo largo de su aventura. Emprende finalmente el camino de regreso a su mundo real u ordinario, a veces con reticencia. Este regreso puede ser casi tan peligroso como el viaje de partida, pero la resurrección suele ser más bien metafórica, una alegoría del cambio vivido, y sufrido por el héroe, que finalmente regresa con su recompensa a un hogar que también cambia como la ha hecho él. 

EL SÍNDROME DE CAMPBELL

Es imposible negar la importancia que El Héroe de las Mil Caras tuvo, tanto en su época como en años posteriores. El monomito no se limita tan solo a la literatura fantástica, ya que también en un recurso que se ha extendido a otros géneros literarios e incluso a otros ámbitos como el cine o la televisión.

El ejemplo más conocido, sería el de La Guerra de las Galaxias. admitida por el propio George Lucas la influencia que la obra de Campbell tuvo en su propio trabajo. La película Willow es otro ejemplo calor de Viaje del Héroe, cumpliendo todos y cada uno de los doce pasos, desde la salida reticente hasta el regreso triunfal al hogar.

Del mismo modo, la historia de Sombra en American Gods, los libros de Harry Potter o el deambular de Bran Stark en Canción de Hielo y Fuego es otra clase de Viaje del Héroe. El problema llega cuando ese recurso se convierte en el único recurso, cuando se encuadra toda obra dentro de ese recorrido heroico como única salida o solución. El mismo Brandon Sanderson reflexionaba al respecto.
Muchos escritores contemporáneos, algunos de ellos muy buenos, se han restringido a sí mismos al estándar asumido de la fantasía. Escriben relatos sobre jóvenes héroes que son llamados a una búsqueda misteriosa, ambicionan el poder y llegan a la madurez al superar sus tribulaciones. Siguen el Síndrome de Campbell paso a paso, e intentan estar seguros de que no dejan nada al margen.
El movimiento ha ganado tal impulso que se ha convertido en sinónimo de fantasía. Y, a causa de ello, el género está amenazado de estancamiento.

Al final, no puede limitarse a repetir el mismo esquema una y otra vez, optando por el recurso fácil y seguro, sin buscar la innovación o el riesgo del cambio. de incorporar nuevas ideas. Hay que evitar confundir arquetipo con tópico, pero de eso ya hablaré en otra entrada. 

1 comentario:

  1. Buenas tardes.Ha hecho usted un gran comentario.
    Efectivamente, como dice Sanderson, es muy difícil salirse de esa línea del síndrome de Campbell.Por eso resulta muy meritoria la innovación emprendida por este escritor.
    Un saludo

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